18 May La carpintería exterior, clave del aislamiento acústico y térmico
El aislamiento es un aspecto relevante en la eficiencia energética de un edificio, no sólo porque nos proporciona confort sino porque nos permite ahorrar energía y, por lo tanto, nos ayuda a reducir costes. En este aislamiento del exterior entra en juego la carpintería, encargada de cerrar el edificio mediante ventanas y cuya finalidad es dar iluminación y ventilación al interior de nuestros espacios, aparte de ofrecer mayor confort gracias al aislamiento acústico y térmico.
Las carpinterías se construyen a partir de aluminio, madera o acero. Las de aluminio son las más resistentes y nos ofrecen unos beneficios indudables. Un material perfecto para grandes alturas y con una estética adecuada, muy idóneo desde hace ya unos años para la fabricación de ventanas y cerramientos. Términos como durabilidad, aislamiento y resistencia son los que visten a este material y lo hacen adecuado para utilizarlo en la carpintería exterior.
Por otro lado, la carpintería de madera es la más sostenible, puesto que proporciona un alto nivel de aislamiento térmico de manera natural. Aunque, las ventanas más eficientes son las que llevan juntas termoplásticas, ofreciendo más hermetismo.
El aislamiento de ventanas, por lo tanto, es un aspecto a tener en cuenta sobre todo en aquellas casas donde hay un aumento de consumo energético innecesario, donde se quiere disfrutar de un alto nivel de confort, o bien, si se quiere contribuir a la sostenibilidad energética del planeta. Todos sabemos que ventanas y puertas son dos elementos que contribuyen a nuestro bienestar en cuanto al espacio se refiere, manteniendo una temperatura óptima y protegiéndonos del exterior.
Uno de los elementos que nos proporciona buenas prestaciones en cuanto a aislamiento térmico y acústico es la rotura de puente térmico en ventanas.
¿Cuáles son las ventajas del uso de la rotura de puente térmico?
En primer lugar, nos brinda un ahorro de energía, puesto que se disminuye la pérdida energética. Pero, sobre todo, esta rotura se usa para evitar la transmisión de calor, evitando que la cara interior y la exterior tengan contacto entre sí, reduciendo de esta manera las pérdidas e intercalando un mal conductor. Así pues, cuando una ventana no tiene este sistema y las dos caras se encuentran juntas, tanto el frío como el calor se transmiten con facilidad.
En cuanto a estética se refiere, este sistema permite que el acabado exterior e interior de las ventanas pueda ser diferente, permitiendo que el diseño sea propio y diferenciado.
Así pues, hace unos años con la subida del precio de la calefacción y las nuevas regulaciones de la materia de construcción, se produjo un aumento de uso de este tipo de ventanas como alternativa energéticamente más eficiente.
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